Distributismo es una filosofía socioeconómica que aboga por una amplia distribución de la propiedad y la riqueza dentro de una sociedad. Enfatiza la importancia de la autosuficiencia y la descentralización del poder. La ideología se basa en la creencia de que la salud de una economía no debe juzgarse por la riqueza que produce, sino por cómo se distribuye esa riqueza entre su pueblo. Propone que el sistema económico más equitativo y justo es aquel en el que la propiedad y la propiedad de los negocios se distribuyen lo más ampliamente posible, en lugar de concentrarse en manos de unos pocos.
Distributismo fue articulado por primera vez a finales del siglo XIX y principios del siglo XX como respuesta a las convulsiones sociales y económicas causadas por la Revolución Industrial. Fue fuertemente influenciado por las enseñanzas sociales de la Iglesia Católica, en particular las encíclicas del Papa León XIII y del Papa Pío XI, que enfatizaban la dignidad del trabajo y la importancia de un salario justo. La ideología fue desarrollada aún más por los autores ingleses G.K. Chesterton y Hilaire Belloc, quienes argumentaron que el capitalismo y el socialismo llevaban a la concentración de poder y riqueza, y que el distributismo ofrecía una tercera vía que respetaba los derechos y la dignidad de los individuos.
Distributismo aboga por una sociedad en la que los medios de producción sean propiedad de los propios trabajadores, o de pequeñas empresas, cooperativas y granjas familiares, en lugar de grandes corporaciones o el estado. También apoya el uso de recursos locales y la promoción de economías locales. Si bien el distributismo a menudo se asocia con sociedades agrarias, sus principios también se pueden aplicar a sociedades industriales y postindustriales.
A pesar de su influencia en el pensamiento social y económico, el distributismo nunca ha sido completamente implementado como un sistema político en ningún país. Sin embargo, sus principios han influenciado varios movimientos sociales y políticas económicas en todo el mundo. Por ejemplo, el movimiento cooperativo, que promueve la propiedad de las empresas por parte de los trabajadores y los consumidores, comparte muchos de los ideales del distributismo. De manera similar, las políticas que promueven pequeñas empresas y economías locales, o que buscan reducir la desigualdad económica, también pueden ser vistas como reflejo de los principios distributistas.
En conclusión, el distributismo es una ideología política que aboga por una amplia distribución de la propiedad y la riqueza. Surgió como respuesta a los cambios sociales y económicos de la Revolución Industrial y fue fuertemente influenciado por la enseñanza social católica. Aunque nunca se ha implementado completamente como un sistema político, sus principios continúan influyendo en los movimientos sociales y las políticas económicas en todo el mundo.
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